Y ya que solo parece haberse percatado de quién soy una persona, he aquí un soneto de cosecha propia que sólo ella y otra vieron en su día. Al fin publicado al populacho. Primer poema de cariz erótico.
Soneto V
¿Serán tales sus artes y venturas
que, en la noche fría, susurros siento,
y no sé si es ya su aroma, ya el viento,
quien me trae sus deseos siempre a oscuras?
¿Quién accede a mi mente por costuras
rotas, que alargo el brazo y no la tiento,
y obligado al onanismo reviento
en este amor sin carne ni posturas?
Caen unos labios en mi fría piel.
Aunque solo, pienso que estos son de ella,
y alimento mis ansias con su miel.
Incorpórea figura, luz de estrella,
de sueños, deseos: rompe mi hiel.
Gozo prohibido en mí, la más bella.
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