pues es el postrer verso que te escribo,
las últimas rimas que te misivo
sangrando la tinta de este alfabeto.
Me alejaré, por siempre, del cuarteto,
enemigo mortal y punitivo,
como tus ojos, feroz y agresivo,
y mi tumba será mi nuevo objeto.
Eres libre, como siempre lo has sido,
de ignorar y burlar lo recitado
cual si mi rota voz fuere un balido,
mas yo recogeré cuanto he cantado
y así, al tronar de mi último latido,
los versos me dejen amortajado.
Adiós.
No será pues la muerte
ResponderEliminarquien te lleve al olvido,
sólo podrá este ruido
cubrir aquello indemne.
Dice un poema:
Eliminar"Poeta que creaste belleza, tu mano
cantó a quien no debería, aun la muerte
no mató la öbra, sólo al humano".